Lo que creemos
Creemos que hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria.
Creemos en la inspiración divina orgánica de las Escrituras en los idiomas originales, su consecuente inerrancia e infalibilidad, y, como la Palabra de Dios, la suprema y final autoridad en fe y conducta.
Creemos que todos los seres humanos son pecadores y son incapaces de salvarse a sí mismos o hacer cualquier cosa para ganar su salvación.
Creemos en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos. Jesucristo es el único mediador entre Dios y los seres humanos.
Creemos que la redención que hizo el Señor Jesucristo, es aplicada con poder por el Espíritu Santo al pueblo de Jesucristo, y que este Espíritu provee la fe dentro de nosotros y por medio de esto nos une a Cristo, y nos renueva a la imagen de Dios, y nos hace morir más y más al pecado y vivir más y más en justicia; hasta que la obra de la gracia de Dios sea completa en nosotros seremos recibidos en gloria. Debido a que tenemos una esperanza duradera, debemos esforzarnos en la santidad y en el temor del Señor.
Creemos en la capacidad que tienen los creyentes para hacer buenas obras, no es de ellos en ninguna manera, sino completamente del Espíritu de Cristo.
Creemos que Dios ha establecido su Iglesia en el mundo y la dotó con el ministerio de la Palabra y las santas ordenanzas del Bautismo, la Cena del Señor, y la oración; con el fin de que, a través de estos medios, las riquezas de su gracia se hagan conocidas en el mundo. La Iglesia incluye a personas de todas las edades y de todas las naciones y lenguas. Dios ha establecido los ancianos y diáconos para proporcionar el liderazgo en la iglesia local para que la paz y la pureza de la iglesia siempre prevalezcan.
Creemosque Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por Jesucristo, a quien todo poder y juicio es dado por el Padre. En tal día no sólo los ángeles apóstatas serán juzgados, sino que también todas las personas que han vivido sobre la tierra, comparecerán delante del tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y acciones, y para recibir conforme a lo que hayan hecho en su cuerpo, sea bueno o malo.
Todos los empleados, la junta directiva, los facilitadores y los mentores deben suscribir la Confesión de Fe de Westminster.